A veces creamos una pared entre el mundo y nuestra alma, forjamos un escudo a nuestro alrededor para protegernos del exterior. Soy como una tortuga: descubriendo el mundo a paso lento, cuando quisiera ir como va un ave; muestro un poco de mi ser pero me escondo intermitente a lo largo de las relaciones. 

Puedo observar a los demás desde una esquina y me arropo con una manta negra para pasar desapercibida en la oscuridad. Creo que estoy haciendo bien, pero está regresando aquel vacío que habías aplacado por un momento. Estas caducando, ya tu droga no me hace efecto y hay algo que tira desde el otro lado que me está haciendo las cosas difíciles; creo que mi corazón nunca quiso aventurarse desde un principio, porque es así tan tímido como un siervo sin embargo no me arrepiento de nada, porque fuiste paz en un periodo en el que todo era guerra dentro de mi.

No quiero volver a esa etapa, no creo que regrese, me has enseñado una manera de salir de la bruma, te lo agradezco, agradezco el que hayas sido paciente conmigo, el que me hayas destapado una parte de mi cuerpo en aquella manta deprimente, pero ya no es lo mismo, siento que te he utilizado, sin embargo la acción fue reciproca. Te admiro y creo que eso es lo que he sentido todo este tiempo, ahora solo quiero seguir en tu camino pero a la vez no, quiero que estés en mi camino pero a la vez no. Gracias por todo pero esto que creía sentir por ti se ha marchitado por el tiempo y la distancia. Gracias por todo y lo siento...

J.Daconte

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