A veces me pongo a pensar si está bien alejarse de las personas, de cortar cualquier tipo de relación, de ignorar a aquellas que tratan de hablarte. De que te llamen asocial, de ser un tanto misántropa. Luego me doy cuenta que es un error, es imposible no relacionarse con los demás, de alguna u otra forma necesitas el contacto interpersonal. Creo que Dios o lo que nos haya creado nos hizo defectuosos en ese aspecto, no deberíamos depender de nadie, deberías ser -aunque fuese de esa manera- libres. No se le debería llamar libertad el hecho de estar rodeado de personas, cuando no puedes vivir sin el contacto humano, no debería llamarsele libertad, porque simplemente creo que estamos amarrados de alguna u otra manera a los demás. A veces quisiera ser libre en ese aspecto. Sería feliz si no necesitara de las relaciones interpersonales, si mi alma, mi espíritu y todo lo otro fuera algo independiente de todo, porque a veces me canso de las personas, me aburro de ellas, me dan tristeza y no sé si sea yo quien esté errada, no me importa, para mí es como lo pienso, como lo siento, y nadie cambiará eso. Las personas estamos destinadas a vivir por los demás, a llamar la atención porque de alguna u otra forma es triste vivir en el anonimato, eso solo es una mentira que se han creado personas como yo. Al final todos necesitamos un rayo de atención, de interés; a la final todos queremos ser reconocidos, queremos que nos miren aunque odiemos supuestamente eso: ser el centro de atención.

El hombre es imperfecto en la medida en que no puede ser libre pues es dependiente de los demás y de las relaciones interpersonales.

No se puede hablar de libertad cuando no puedes vivir sin el contacto humano, estás atado de alguna forma a vivir por los demás.

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