Ahora que caigo en cuenta, que lo analizo, gasto mi tiempo pensando-
cuando no debería hacerlo - en que la noche, la maldita noche, me hace una persona vulnerable, y amo la noche, amo a la maldita noche que me hace vulnerable, volátil, débil, que juega conmigo como si fuera un títere, que se disfraza de mi mejor compañía para aprovecharse de mí. o ¿Qué está de mal en mi? Es que no estás, no como yo quisiera que estuvieras y me entran unas ganas sin sentido de llorar mientras escribo lo que procesa mi mente. Y las lágrimas caen altaneras, sin permiso, frías como la nieve, como un
fantasma, como desde hace tanto tiempo lo han venido haciendo y es que no te veo, no te he podido encontrar ni entre mis sueños. Y te siento tan lejos, y me siento tan inestable que dejo de hablarte cuando te necesito. Porque soy masoquista, lo sé. Sé que te necesito, sé que estás ahí y te alejo, sé que la maldita noche me hace así y la amo, sé que tengo un complejo, sé que las lágrimas se regocijan conmigo cada vez que me manipulan, sé que comencé este escrito de una forma, pero te atravesaste en mi cabeza y lo acabaré de otra. Sé que estoy loca, sé que no existes, sé que no sé porqué te escribo, sé que nunca verás esto porque...
¿Dónde estás ahora, niño? Aún no te conozco y ya lloro inútilmente por ti. Odio a la noche y te odio a ti. Y si no lo has entendido, odiarte significa quererte, te querré cuando aparezcas, o tal ves no, no me gusta querer pero te extraño. Te extraño como se extrañan las lágrimas en medio de la noche.
Etiquetas: Confesiones, Escritos, pensamientos, Personal, sentimientos